jueves, 6 de mayo de 2010

... solo un contexto

Un café que se convierte en la excusa para fijar un encuentro,
aquél refresco tan solo fue el antecedente de un largo paseo,
juntar un par de mesas para romper el hielo entre completos desconocidos,
y tú aun conservas la chapa de aquella botella que él compartió contigo.

Pedir fuego para un amigo al chico que acaba de sentarse en la barra,
escuchar con disimulo la conversación de dos chicas tomando algo en la terraza,
mirando al padre que hace guiños a un bebé sentado en su carrito,
o esa niña que exige a su madre poder verter el azúcar del sobrecito.

Una pareja que se besa tras días sin haber podido ni tan siquiera hablar,
y adivino el sabor de la marca de carmín en la taza que ella acaba de apurar,
entra un vagabundo y educadamente pide a alguien que lo escuche,
pero hay un desgraciado que lo insulta, aunque a él ya no hay nada que lo asuste.

El cerco de un vaso que al pasar el trapo borra toda huella de que alguien estuvo allí,
y un terrón aplastado en el suelo, y me hace gracia, porque lo mismo parece haberme pasado a mi,
o un señor amable que deja una propina impropia de tipos que suelen llevar puestos esos harapos,
¿solo queda ya bondad en los rincones donde cohabitan las máquinas de tabaco y los borrachos?

Mientras tanto se me ocurren estas líneas, entrecruzadas con la cuenta de una mesa,
pensando en cúantas vidas no tienen paso obligado por estos taburetes de madera,
pero mi función es secundaria, y es por eso que os cuento todo esto,
pues yo soy tan solo el invisible camarero; soy solo un contexto.

lunes, 3 de mayo de 2010

... cuando el insomnio ataca

La oscuridad distrae a mi vista creando imágenes etéreas en las sombras,
ni el firme colchón, o la mullida almohada, consiguen que mi sueño tome forma,
mi cuerpo siente el peso de las sábanas, pero son ligeras, suaves, frescas,
será que tengo demasiados miedos, que hielan la razón y dejan mis venas secas.

Bajo los pies al suelo, me incorporo, froto con los puños mis cansados ojos,
pulso el interruptor, la luz me deslumbra, y me pregunto dónde se han metido todos,
todos esos monstruos con forma de duda, de indecisión, y de mujer,
ellos son los únicos que acompañan a la madrugada, aunque nunca se dejen ver.

Me acerco al espejo y mojo con agua helada mi rostro, las ojeras siguen ahí,
bajo la cabeza y pienso; bueno, la verdad es que pensar ya sería esperar mucho de mi,
miro a mi alrededor y no encuentro con qué distraerme hasta que se me despeje el tarro,
así que busco fuego, me asqueo, abro la nociva cajetilla y enciendo mi último cigarro.

El humo me sugiere infinidad de formas, abstractas, nada queda nunca definido,
pero también es una cortina ondulante, lo que pudiera estar detrás ya ha quedado en el olvido,
aplasto la colilla como lo haría con una pesadilla; fumar ya no me hace compañía,
miro la cama, pero no me atrae; si por ella fuera seguro que también me abandonaría.

Y es que cuando la luna es la única que ilumina la tinta que resbala por el hielo,
serás consciente de que te ha llegado otra larga noche de desvelo,
los párpados serán cristales por los que escaparán todos esos sueños que ahora faltan,
y es que es tan inútil rendirse, como resistirse, cuando el insomnio ataca.

... más allá de Abraham III

Que el fin se acerca es la pura verdad,
no hay que ser evangelista para escribir la realidad,
son la estrella de David y la voz de Muhammad,
¿pero la cruz y las espinas acaso encarnan la bondad?

Algunos ven en Roma un nuevo salvador,
yo solo veo a un tipo viejo negando el abuso a un menor,
de esperanzas y deseos sí que es emisor,
para otros no es más que la viva imagen del traidor.

De buena voluntad está el mundo lleno,
pero en los ojos de la gente solo hay veneno,
la guerra en Gaza continúa, y no va a ir a menos,
solo con cabeza le podremos poner freno.

Ideas habrá muchas, pero solo hay un remedio,
encontrad cuál es el bueno y la paz será el merecido premio,
la verdad, no confío en acabar con este tedio,
porque incluso todos juntos no tenemos medios.

Allí solo acuden los que buscan hacer daño,
allí nadie está a salvo, los sacrifican cual rebaño,
no existe el diálogo, la fuerza dicta el mando,
rezando de rodillas en lugar de estar pensando.

Títeres es lo que el fanatismo está creando,
y a pobres e inocentes ahora mismo están asesinando,
brazos cercenados y rostros carbonizados,
piernas amputadas los más afortunados.

Los niños al colegio con granadas en las manos,
maten los que maten algo se habrá ganado,
la vida es cruel, lo sé, y es duro aceptarlo,
pero vivimos en la innopia, y eso hay que cambiarlo.

El rojo aun tiñe las ciudades y sus calles,
un bala que silba, acabando con el hijo o con el padre,
las bombas no son nada al lado del llanto de una madre,
en Oriente Próximo solo de madera se hacen trajes.

... más allá de Abraham II

Unos atraviesan esta vez un minado desierto,
otros lanzan su grito de guerra impuesto,
paredón de fusilamiento el último muro de su templo,
y los demás nutren con metal ese mes sin alimento.

Todo esto lo ha provocado el desliz de la religión,
¿acaso el paraíso sea en realidad nuestra perdición?,
fuerzas contrarias son el alma y el cañón,
estamos tan lejos de la paz como ellos de la salvación.

Con profetas que ya subieron sus montañas,
calor de siete brazos y sus llamas extrañas,
nuevos fuegos que iluminan rojas mañanas,
cuerpos sin vida y asfaltos de entrañas.

Pero no de antaño se les remite su destino,
no siempre tuvieron que ser vecinos,
fue la decisión de unos hombres su desatino,
un remedio que acabará siendo peor que la enfermedad del nazismo.

Creyeron entregar la tierra a sus herederos,
dejando a otros en fétidos estercoleros,
guiando a su nación como en galera a los remeros,
lo que debían ser fronteras ahora son frentes abiertos.

Reivindican su derecho a llamarse país,
terroristas amenazan esperando un desliz,
¿juzgarlos por sus actos?, es solo un matiz,
¡intento convenceros!, ¿porqué no os rendís?

Las noticias cada día de la barbarie hacen eco,
con nuestra indiferencia solo les creamos un cerco,
lejos del dolor y del miedo nos hacemos los ciegos,
somos todos la causa de que persista ese terrenal averno.

Dos torres cayeron en tierra de gigantes,
solo fue injusto para los que van en tirantes,
los dioses existen y enseñan los dientes,
barras y estrellas, bandera de mentes inertes.

... más allá de Abraham I

Sus lágrimas están ahí, y no son de emoción,
lúgubre el pasado que arrastra su devoción,
hoy las balas transportan su única oración,
y hay odio en lugar de fe en su corazón.

Luchas por envidia son sus procesiones,
ataúdes negros prueba de sus revelaciones,
son marionetas sin nombre, no naciones,
y los muertos en las calles algo más que errores.

La historia nos anticipaba parte del futuro,
lápidas de miles formaron aquel muro,
mentiras de millones han condenado al mundo,
y esta es la cruda realidad, las fotos solo un truco.

Caen sus esperanzas con los niños por bandera,
¿quieres parar esto?, ¡dí de qué puta manera!,
en lo alto dioses observando en las almenas,
y una noche oscura, negro luto es la luna nueva.

Esa tierra, disputada por dos credos,
que se escapa libre entre sus dedos,
no son déspotas sus gobernantes, solo lerdos,
y no creo que sean más puros por no comer ni un cerdo.

Pálido reflejo de lo que ellos pretendían ser,
sendas culturas que todavía tienen mucho que esconder,
pueblos que no se esfuerzan en detener lo que tanto odian ver,
y su único pretexto son dos libros que ni siquiera saben leer.

Aunque es evidente que no solo suya es la culpa,
frívolos intereses son los que aquella tierra ocupan,
grandes tiranos persiguen algo más valioso que su pan,
y provocan necias guerras que algún día los destruirá.

Manipulan y controlan ese infierno como quieren,
dinero y promesas, todo para que el hacha no entierren,
incitando batallas en las que ellos nada pierden,
desmoronando la razón, ¿acaso no lo comprenden?.

 
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