jueves, 27 de octubre de 2011

Amargo

¿Cuánto me queda para ser poeta?,
para que me hable la lluvia en acertijos,
y acaricie una palabra mia la verdad,
¿cómo hacer de la vida un llanto?, 
un llanto y un rimar.

Toca el agua la canción de los que sufren,
llora, llora por no oírlos más gritar,
que tienen miedo de aquél futuro,
el futuro que los ha olvidado ya.

Y se ríen tantos, a dos carrillos, hasta vomitar,
hartos, como estoy yo de ellos mismos,
muerto como está el huerto de su pobre honestidad,
y frío, como ese corazón que no les late más.

Miéntele a quien pregunte hoy por mí,
dile que no hablo, pues escribo, ya por fin,
cuéntale cómo suena ese verso tan amargo,
amargo, como el veneno que destila el porvenir.

sábado, 2 de julio de 2011

...otro orgasmo más de tinta

Tú me hablabas de silencio, yo imaginaba una página en blanco,
silencio, silencio que no termina hasta que yo escribía algo,
cuando el zumbido de una mosca hace algo de provecho,
posándose en mi oído, susurrándome su mayor secreto.

Días en que sobra con medio Sol para hacer un día entero,
en el que me pierdo, cuando parece tiritar hasta el mechero,
tardes en las que dar unas caladas ya no quita el aburrimiento,
cuando una cerveza acompaña, como lo hace la pulga al perro.

Entonces te me apareces, y yo hago como que no te recuerdo,
como si no existieras debajo de esa falda que hoy te has puesto,
esa que fue telón para el drama de mis manos, tus marionetas,
mentiría si dijera que mi corazón no siente, auque ahora no te vea.

Y cierro esta velada, tan apacible como empezó de tranquila,
tan vacía de sentido como llena está de nicotina,
porque el verso sabe amargo y parece rancia cada rima,
en esta poesía que no quería ser poesía, solo otro orgasmo más de tinta.

domingo, 22 de mayo de 2011

... un mañana que tenga nombre de mujer

Hay veces en que las protestas son más que unas duras palabras,
se visten de esperanza, ondeando unas banderas enormes y blancas,
hay momentos en que los gritos mudos se oyen mejor que los disparos,
hay días en que, sin quererlo, transformamos la mierda en maravillas.

Entonces podemos ver puñados de personas tan pobres como unidas,
tomando el pavimento como una posada, en las noches menos frías,
luchando por cambiar, si no el mundo, sí las formas grotescas que lo dominan,
dejándose el pellejo por todos los que no opinan, por la inmensa mayoría.

Ahora se habla de justicia, pero a sus espaldas, porque está ausente,
esa dama tan atractiva, tan preciosa, que debe ser una mentira,
esa que dicen que está dentro de unas cuantas urnas de cristal,
pero no creo que algo tan enorme se pueda llegar a encarcelar.

Así esperamos impacientes el veredicto del  mismísimo destino,
la solución que nunca llega, el principio del sueño que así se lo merezca,
la aparición de un mesías que no empuñe abusos, hurtos ni falacias,
un mañana que tenga nombre de mujer, pongamos por ejemplo,
DEMOCRACIA.

miércoles, 4 de mayo de 2011

... en tantas y tantas palabras heridas

 Busqué tus huellas entre las pisadas de demasiada gente, baldosas en tertulia con los indigentes,
esa ciudad costera, sin mar con el que confesarse, y ese río seco que no escuchó mis deseos de olvidarte,
y me encerré en la cueva de mi sexto piso, la fortaleza en ruinas que era mi cerebro seco y retorcido,
con sudores fríos, como baños en plena madrugada, y páginas en blanco, allí donde mi tinta terminó ahogada.

Seas tú, o seas ella, ven y dame las muchas palabras que aún me debas,
esas caricias de retórica, esas cosas, que no las quiero más que por su belleza,
acércate otra vez, no tengas malas prisas, que mis ansias bastante ya me precipitan,
y te juro que ya no dudaré; cuando tú digas mi nombre, ya no preguntaré más el por qué.

Mi caligrafía se levantaba, las vocales empeñadas en no dejarse articular en otra triste palabra,
se escondían tras las mayúsculas de un primer verso, negándose a salir si no las escuchaba yo un momento,
tuve que convencerlas de que conmigo serían poesía;  pero a día de hoy, las muy tercas, todavía desconfían.

No culpo a mis innumerables letras por no creer en la fe que profeso yo por ellas,
tantas veces han sido mi única salida, tantas veces las he visto como tiernas y fieles amigas,
que ya no sé si estarán cansadas de repetirse en cada rima, o en tantas y tantas palabras heridas.

miércoles, 6 de abril de 2011

... que para eso hay que estar borracho.

        Erase una vez que se era la caricia fría de una botella, y los labios que la violaban, una lengua quemada, y el alcohol que cauteriza las heridas, esas que a veces sangran los recuerdos. Erase una vez que se beba lo que se beba no se olvida el perfume de su voz, o los insultos de sus ojos, lanzados en cada pesadilla, enterrados ya bajo un viejo colchón.
        Había una vez, en un reino no muy lejano, una puta, princesa a la que llamaron Desesperación, que sin estar dormida, ni atrapada en su propio torreón, muchos la intentaron rescatar; con palabras en vez de espada, con besos que no salvaban, sino que los hacían presos, a mereced de sus deseos. Deseos que no es posible que pueda albergar ningún pobre corazón.
         Y volviendo con aquella botella, os contaré lo que no le pude contar a ella, y es que ya me lo avisaron las farolas con las que mantuve la primera discusión: que era inútil emborracharse a la salud de los olvidadizos, que ellos no agradecen esos gestos, que apenas tienen tiempo para preguntarse el por qué y el por qué no, de esto o de aquello.
        Así que ahora brindo por las aceras que me echen de menos, que yo de ellas sí me acuerdo, y también por esas prisas que me hicieron escapar, cargado con los bártulos que no necesitaba mi cerebro; así que no esperes ya un beso de buenas noches, que no me queda ninguno de esos, ni más historias que lleven tu nombre, corto y capicúa, con final en el principio, el principio de lo que parecieron un millón de noches.
        Y colorín colorado, este cuento sin final, que para eso hay que estar borracho.

miércoles, 19 de enero de 2011

... solo canciones tristes

-... y me duele porque sí, ¿sabes? Yo te quiero.
- Y yo a ti - ¡No! Tú a mí ya no.

Y es que han sido, y serán, ya noches sin dormir, sin conseguir olvidarme de ti,
que no tengo consuelo, que solo hay pena, porque ya no te tengo,
que seas feliz, que se cumplan tus sueños; ¡pero qué no!, que yo ahora ya no puedo,
¡qué no!, ¡qué no!, que ya no hay ganas de vivir, ni fuerzas para llorar más por ti.

¡Qué me muero!, me pudro,¡qué soy un muerto!; que sí, muerto ya por dentro,
que me levanto solo para hundirme, otra vez en un lamento, y otra vez en un mal sueño,
que el Sol me quema porque me recuerda tus ojos, ¡sí esos!, esos que siguen siendo mis dueños,
que estoy a solas con un fantasma: ese que era yo, dormido, acurrucado, sobre tus pechos.

Ahora lloro, y llora el cielo, y llora la Luna porque añora ella también ver las caricias que te daba,
¡qué estoy ciego!, que todo es oscuro si no te veo, que no me basta con mirarte solo dentro de mis putos recuerdos,
y me pregunta la Luna dónde estás, y no sé si decirle que te has ido para que no le duela ver mi corazón enfermo,
por eso canto todo el tiempo, para entretenerla y que así se despiste; eso sí, ahora solo canto yo, solo canciones tristes.

Para mí, para él, y para ella...
sobre todo para ella.

lunes, 10 de enero de 2011

... momentos, que os robo, de donde quiera que voy

El instante en el que te vi sonreír, o aquella breve mirada,
fijados en mi memoria, plasmados en un papel,
mágica la luz cuando en la emulsión ejerce su poder,
y queda inmutable en negativo, queda donde no será olvidada.

Acariciando el objetivo hasta que la belleza esté bien enfocada,
el brillo de unos ojos, o la textura suave de su piel,
un disparo certero que atrapa todo lo que aquello pueda ser,
ingenio prodigioso que retiene lo que no podría decir con mil palabras.

Mi cámara, testigo de lo que mis ojos admiran, una máquina perfecta,
una caja repleta de maravillas que algún día serán recuerdos,
crónica de una vida cualquiera que, una vez revelada, pasa a ser eterna.

Fotografías sí, sólo eso, imágenes recogidas de ayer y hoy,
documentos sin valor, pero que no requieren una valoración,
fotografías sí, ni más ni menos; momentos, que os robo, de dónde quiera que voy.
 
Creative Commons License
Aullidos de Tinta is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 España License.