miércoles, 11 de agosto de 2010

... conmigo, aunque no me guste

Una calada, la primera antes de la siesta de mis neuronas,
aire, viciado, sin el oxígeno necesario para mi persona,
¿pero qué importa?, el vacío al menos es algo más limpio,
expiro, y veo en las volutas de humo lo único que todavía es mio.

La cama se me resiste, es una puta que exige un precio antes del descanso,
otra calada, y la asfixia me despeja, insistente, consigue abrirme paso,
cierro los ojos, ignorando si la luz sigue encendida, o acaso veo a tientas,
es curioso que solo en la oscuridad sea capaz de coger mis propias riendas.

Me sobresalto, una pesadilla ha puesto fin a mi reposo en suspensión,
¿dormí una hora?, ¿un segundo?, el tiempo en sueños es pura ilusión,
no recuerdo tan siquiera el revés que el subconsciente propinó a mi mente,
y el desvelo ha hecho presencia, pero solo es mi cuerpo el que se resiente.

Naces, como idea, como imagen, pero nunca serás una realidad,
se resisten a llegar las distracciones cuando tengo que esperar,
paciente, si no desespero cada madrugada que apenas estoy despierto,
aunque nunca duermo; será extremo el cansancio, pero no el agotamiento.

Te largaste para no soportar la mediocridad de los días con un hombre,
sin tener en cuenta que vendrías a mi lado otra noche, ¡y cada noche!,
ahora ya lo sabes, en realidad no es para nada necesario que te busque,
porque todavía pierdes a menudo el tiempo conmigo, aunque no me guste.

1 comentario:

  1. Harías por evitarlo si no te gustase, en realidad es una parte de ti que, pese a que digas lo contrario, desea que ese alguien pierda el tiempo contigo (que no es perder, en realidad, ¿qué es verdaderamente perder el tiempo si no podemos tenerlo?)

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