sábado, 25 de diciembre de 2010

... para poder dormir

Dormida junto a mis últimas caricias es como ahora te recuerdo,
en las que siento cálida tu felicidad, cuando inunda mis dedos por notarla transpirada,
mientras que las marcas de mis peores pesadillas cicatrizan, finalmente olvidadas,
y el sol de la mañana se atreve a robarme el silencio de tu cuerpo.

Saboreando tu perfume, en mis labios, si me atrevo a despertarte con un beso,
oliendo a vida en el aliento que me regala entonces tu boca,
quedándome contigo, aunque no me veas, si es que estás a solas,
quedándome con cada orgasmo al pasar mi lengua caprichosa por tus pechos.

Llorando sin una sola lágrima en mi rostro de por medio,
deseando verte como eres, verte tuya, verte sonreír,
sin que para la pasión que siento exista algún remedio.

Así se acabaron juntos esos meses en los que solo pude maldecir,
escapar de la catástrofe en la que me sentía triste y como un necio,
y es que tus cuatro sílabas me las canta el sueño para poder dormir.

jueves, 16 de diciembre de 2010

... ese par de ojos marrones.

           Hace ya un año, o tal vez no tanto tiempo; quizás solo un suspiro, un instante; tal vez una pesadilla que comenzó en invierno. Pero un calendario me asegura que han sido trescientos sesenta y cinco días, que la Tierra ha dado otra vuelta alrededor del Sol; que ya soy otros doce meses más viejo. Sí, hace un año que todo se acabó. Es el aniversario de otro desencuentro, del final de otra historia que, si no fue de amor, al menos sí fue la catástrofe quien la dirigió.
            Se fue, creo que en más de una ocasión esto ya os lo conté; cómo me pidió que yo le devolviera la soledad que ella a mí también un día me robó, con la diferencia de que yo ya no la quería. ¡La prefería a ella! Con sus metafóricas caricias que no decían de noche lo que aparentaban ser cuando todavía no amanecía. Se fue, creo recordar que un jueves, como hoy; ¿no lo ves?, las coincidencias todavía nos persiguen, ¿tan fácil creías que tú te desvanecerías?
            Fuiste una cicatriz imborrable, una mancha de tinta oscura en la aparente claridad de mis ideas. Fuiste el plácido sueño  que se tornó en pesadilla, obligándome a despertar sin la suerte de que hubiera otra oportunidad de conocerte en esta vida. Fuiste unos besos, fuiste un rechazo, fuiste un verano al que le crecieron alas, que luego aprovechaste para irte. Me abrasaste donde un día latían al unísono un par de corazones, me quemaste con la serenidad esa que tienen ese par de ojos marrones.    
          


sábado, 30 de octubre de 2010

... estos huérfanos, que son mis versos, sin ti

Esta noche, no por ser diferente a otra ni porque me apetezca, me daré licencia para acordarme de ti,
aunque ya no te eche de menos, pero ahora puedo, mirar atrás es indoloro, inofensivo es el recuerdo,
sin penas que queden por limarse, pero tú ya lo decías, todas esas cosas es difícil que puedan olvidarse,
y aquí me tienes, sabiendo que tú esto no lo sabes, que no lo leerás, sea de lo que sea que te hable.

Para ser sincero te diré que aun no he amado como a ti te amé, eso creo que es lo único que sé,
porque fuiste la primera que me dijo lo mismo, o porque tal vez confundí tu aparición con la del destino,
tú con una larga falda, tú y tus hirientes palabras; tú, solo tú, que ni muerto habría dejado que te marcharas,
pero te fuiste, y lo acepté como un hombre: maldiciendo a mi suerte, quebrando mi alma; gritando tu nombre.

Y esperé a que el dolor pasara, como un ruidoso tren que te hace apretar los dientes fuerte cuando pasa,
 fui paciente conmigo mismo, con mi sinrazón, y con el insomnio que vivió conmigo sin pagar la habitación,
dejé mi vida en pausa, mis proyectos a medias, y decidí ser otra persona, con otros sueños; la misma mierda,
miraba por la ventana y te veía, a solo tres paradas de metro, a solo un corazón roto de distancia.

Ahora, sentado, como regularmente hago para charlar con mi querido confesor de celulosa,
le cuento lo que se evapora en mi cabeza, aunque siempre se resista a salir, y acabo hablándole de ti,
me aconseja que eche por los ojos lo que no suelto por la lengua, pero con esas lágrimas hice yo una tregua,
las resguardo del frío, dentro de los párpados; ellas me prometen no ser tan amargas si algún día me las trago.

Se ha secado la tinta de aquella pluma con la que una vez traté de escribirte un poema,
se ha secado porque no he vuelto a intentarlo, porque aquél fragmento jamás me dio tiempo a recitarlo,
tal vez estaba escrito que debía encontrarte, para amarte, desearte, solo para después tener que resignarme,
pero está bien así, y esta vez te mando un beso; punto y final de estos huérfanos, que son mis versos, sin ti.

domingo, 3 de octubre de 2010

... por si mañana de ti me olvido

Todo va tan asombrosamente bien, que tengo miedo a que pueda no ser cierto,
a que no sea más que un sueño, tan imposible como que sí pueda existir algo eterno,
tantos brazos abiertos, tantas sonrisas; tanto sudor en cada orgasmo,
y sin embargo ya me veis, aun así me quejo por no saber si creo en lo que debo.

Aulas que hacen hueco a mis aspiraciones, profesores que nacen de sus profesores,
y la pregunta se esclarece, se vuelve atractiva entre esas cuatro paredes,
rostros con valor emergen de entre la gente, ya no son anónimos si me giro para verles,
y entre aquellos salen unos, y luego estos, los que serán importantes sin ser perfectos.

Y me arrepiento, por no haber venido aquí hace, más o menos, una tragedia de tiempo,
evitando que ocurra mi pasado, retomando una ilusión que desembocaría en pesadilla,
para escapar antes de que sea hoy, para haber creado un futuro donde pudo estar ayer,
porque mañana fue muy tarde, aunque más vale eso si aquí se olvida lo imborrable.

Así que te remito mi actual estado de ánimo, la dirección de mi presente,
te escribo porque ahora soy feliz, ya que dejé atrás tu ruinoso camino,
no te echaré de menos, me lo he prometido, no creas que me resultará difícil,
así que por última vez te lo dedico, pasado, por si mañana de ti me olvido.

domingo, 19 de septiembre de 2010

... lo que por naturaleza no se tiene, Salamanca no lo da

Mis frutos se retrasan, o quizás olvidé sembrar; voy siempre despistado,
como siempre fui y seré, esperando encontrar algo sin haberlo planeado,
sin estar tan lejos como indica mi mapa, copia pirata de un diminuto atlas,
pues no he dejado atrás la piel, ni las noches en larga tertulia con la almohada.

Sin el coraje necesario para no inmutarme, para no sentirme tan culpable,
deseando que mi carga no les martirice, que no les defraude y les asfixie,
¡bien sabrán las hojas del cuaderno que este no es otro falso intento!,
y si traigo mala sombra que su dios ampare a estas dos catedrales,
¡pues vengo para quedarme!

Si no fuera por mi, maldito embaucador, todo sería la mar de sencillo,
mucho más simple, algo más tranquilo y ante todo más intuitivo,
pues soy la "x" sin despejar, el trozo de corcho que tu vino amarga,
y me tiras cual botella, sin sentirlo; pero así lo siento yo cuando tú te marchas.

Espero que en esta ocasión con el esfuerzo sea más que suficiente,
pues carezco de la suerte otorgada al encontrar aquella puta rana,
ni tampoco estoy iluminado con la trágica bendición de la verdad,
y es que ya sabeis lo que se dice: lo que por naturaleza no se tiene,
Salamanca no lo da.

miércoles, 25 de agosto de 2010

... por haber inventado el primer beso

Tengo la certeza de que el hombre descubrió la pasión antes que el fuego,
antes de tan siquiera imaginar a Dios; puede que incluso el lenguaje apareciese luego,
creo firmemente que la inspiración nació al contemplar la belleza de sus semejantes,
sé que mis ancestros soñaron por primera vez con el rostro de una mujer, sueños delirantes.

Imagino a un individuo empezando a ser consciente de sí mismo, buscándose un sentido,
en los albores de la especie, tan intrigado con lo que le rodea, tan ingenuo, tan perdido,
pensando en ella, dándose cuenta por primera vez de hasta que punto siente que la desea,
y aunque todavía no existen las palabras ya se sabe lo que pueden decir las incautas miradas.

Esa misma noche su prematura mente le insinúa los rasgos de su cara entre las estrellas,
tiembla sin oler peligro, suda sin tener calor, sin estar cansado, pero sus piernas no le sujetan,
pasa la madrugada en vela, y saluda al Sol con ojos húmedos, las primeras lágrimas de impotencia,
pronto vuelve a verla, no aguanta más, se acerca; pero no la toca, no sea que algo tan bello desaparezca.

Ella no entiende sus intenciones; tan solo está ahí plantado, tan solo la observa boquiabierto,
pero hay algo en sus ojos, algo nuevo, algo que llamarán amor pasados cientos de milenios,
al fin él coge su mano, ¿por qué la mano?, y acerca sus dedos para acariciarle el cuello,
ella lo imita, intrigada al ver que es solo un hombre, pero un hombre de mirada y pupilas infinitas.

Tan próximos que nota su aliento, haciéndole cosquillas al pasar caliente entre su barba,
inconscientes de estar a punto de forjar el gesto que será universal para todas nuestras razas,
impacientes por comprobar si a través de sus bocas le harán un nudo al alma,
pioneros por hacer de aquello eterno; leyendas, por haber inventado el primer beso.

jueves, 12 de agosto de 2010

... la más dura abstinencia

Salgan o no versos cuando creo estar en mí, cuando parece que me concentro,
poco importa, nada importa, pues no es mi poesía la que ahora llevo dentro,
es un lento goteo, no una furiosa e incontrolable avalancha de sentimientos,
poco sirve esperar a la inspiración si no se trabaja para estar atento.

Hoy guía mi mano la melancolía, ayer fue un sueño, quizás mañana la alegría,
atascada la palabra en el barro del recuerdo, cuando ella era algo parecido a mía,
cuando yo creía que me conocía, o cuando la perdí y supe que ya jamás volvería,
en verdad no le faltó razón cuando, compasiva, dijo que yo no la entendía.

Pediría perdón si eso al menos liberase mi cabeza del arrepentimiento que la atormenta,
pero no es la culpa, no es la soledad, sencillamente lo siento por no tenerla cerca,
¿tan insultantes fueron mis fallos?, ¿tan egoísta mi firmeza de no merecer tenerla?,
¿y de qué me quejo?, ¿acaso no fui yo quien le dió la idea a ella?

Pero no pretendo convertir un desliz adolescente en la mayor de las tragedias,
solo espero que acabe por fin, que el olvido no me deje como una poesía a medias,
así ruego al azar que la aleje de mi destino, y la transforme en otra burda coincidencia,
para no desearla más a ella, para que no mirarla deje de ser la más dura abstinencia.

... este adictivo papel

Cerca, muy cerca del lugar donde todo queda aun muy lejos,
quizás ahogada, o tan solo abrumada por tanto aire fresco,
donde las nubes son diminutas, y esas largas noches son inmensas,
allí está, allí está ella y los recuerdos que de mí todavía tenga.

Ella fue la mancha de pintura fresca al intentar abrir mi puerta,
la pata coja en la silla donde suelo escribir sentado en mi cuarto,
mi bolígrafo preferido, quedándose seco a mitad del exámen final,
o simplemente esa chica a la que no hay tiempo suficiente para no esperar.

¿Y yo?, bueno, eso es harina de otro jodido costal,
similar al resto puedo suponer, nada nuevo que os pudiera sorprender,
agotado de simular indiferencia, harto de fingir que no me doy cuenta,
¿creerán que me gusta trasnochar para no soñar, o para darle más vueltas?

Se confunden con mi ánimo; no es que mi cara sea seria, tan solo abuso de la paciencia,
controlo los impulsos, mis arrebatos, incluso cuando escribo le pongo frenos a mi mano,
no seré el mismo, ¿pero acaso importa que no me ofrezca similar al que tropezó ayer?,
¿mi nombre?, tan solo otra patética palabra que mancharía este adictivo papel.

miércoles, 11 de agosto de 2010

... conmigo, aunque no me guste

Una calada, la primera antes de la siesta de mis neuronas,
aire, viciado, sin el oxígeno necesario para mi persona,
¿pero qué importa?, el vacío al menos es algo más limpio,
expiro, y veo en las volutas de humo lo único que todavía es mio.

La cama se me resiste, es una puta que exige un precio antes del descanso,
otra calada, y la asfixia me despeja, insistente, consigue abrirme paso,
cierro los ojos, ignorando si la luz sigue encendida, o acaso veo a tientas,
es curioso que solo en la oscuridad sea capaz de coger mis propias riendas.

Me sobresalto, una pesadilla ha puesto fin a mi reposo en suspensión,
¿dormí una hora?, ¿un segundo?, el tiempo en sueños es pura ilusión,
no recuerdo tan siquiera el revés que el subconsciente propinó a mi mente,
y el desvelo ha hecho presencia, pero solo es mi cuerpo el que se resiente.

Naces, como idea, como imagen, pero nunca serás una realidad,
se resisten a llegar las distracciones cuando tengo que esperar,
paciente, si no desespero cada madrugada que apenas estoy despierto,
aunque nunca duermo; será extremo el cansancio, pero no el agotamiento.

Te largaste para no soportar la mediocridad de los días con un hombre,
sin tener en cuenta que vendrías a mi lado otra noche, ¡y cada noche!,
ahora ya lo sabes, en realidad no es para nada necesario que te busque,
porque todavía pierdes a menudo el tiempo conmigo, aunque no me guste.

lunes, 12 de julio de 2010

... para terminar con un "te quiero"

Atraganté la palabra con la tinta empalagosa de mi pluma,
y fue oscuro el esputo; comillas y puntos en caprichosa suspensión,
espuma pegajosa, "celos" y "decepción" sobre ella iban escritas,
palabras acotadas por un grito, salido de la garganta que el dolor irrita.

Algunas lágrimas que jamás terminaron de formarse empañan la transparencia del papel,
salinas, corrosivas; oxidan la sencilla maquinaria que hay bajo mi piel,
ralentizan el engranaje maestro de mi razón, y sus afiladas esquirlas perforan el corazón,
y se para, enrobinado y atascado por carecer del movimiento que provoca la emoción.

Escorias indeseables los motivos por los que un músculo empuja mi chatarra,
refrescado por el aceitoso sudor que supura otro despojo de la raza humana,
arañazos en los brazos por tratar de acercarlos a una espinosa meta,
encontrarla a ella, esfuerzo vano al no tener la fortuna por compañera.

Tenue la luz que penetra en la grieta de la opaca roca hecha de tinieblas,
brillante la presencia de tu ausencia, altanero cuando agacho la cabeza,
extenuado de esperar, de imaginar, de confiar en que el antídoto será el tiempo,
abrumado por estar seguro de no estar loco para terminar con un "te quiero".

jueves, 1 de julio de 2010

... para que el cielo sí exista

Siente el amargo peso de una soledad olvidada muchos años atrás,
cuando se cruzó con ella, y también con esa injusta guerra,
ahora parece poder recordarla, sin las arrugas compartidas de la edad,
será por eso que yo también le veo tan joven como a la mujer a la que añora.

Hombre sencillo, vecino amable, anciano y más sabio que nadie,
consciente de que, tras una vida en compañia, ella tuvo que dejarle,
mirada vidriosa que supura el dolor propio de una muerte tan injusta,
su vejez, y la de ella, eran el mejor reflejo del sentido de otra vida absurda.

Absurda porque ella no está, eternas noches hasta que a él también le llegue el final,
cuando de nuevo se crucen; estuvieron juntos hasta la muerte, y lo estarán más allá,
me dice que no pretende esperar, que la ama, que la necesita; entonces empieza a llorar,
rudas lágrimas resbalando sobre su curtida piel, una imágen prodigiosa, que a mí me hace temblar.

Días más tarde él también se fue, y mi preocupación llegó mucho más lejos,
pues si hay un Dios, si alguién desde aquí realmente puede escuchar mi rezo,
reniego de su credo, a menos que les conceda una última y auténtica salida,
para que ellos sí se vuelvan a encontrar, para que el cielo sí exista.

Descansen en paz; juntos, sea cuál sea el lugar.

viernes, 18 de junio de 2010

Esta misma noche...

Esta misma noche podría morir, ¿quién puede negarlo?
Cerrar los ojos y no volver a despertar ya nunca más.
Suspirar con añoranza para no volver a tomar aire.
Escuchar el último latido de mi corazón, y conocer el silencio al fin.
Esta misma noche podría morir, ¿quién puede evitarlo?
Abandonado por aquellos que un día creí que me amaron.
Olvidado por todo aquél que un día supo cuál era mi nombre.
Añorado tan solo por la soledad, la única que un día decidió acompañarme.
Esta misma noche podría morir, ¿quién llorará por mi?
Recordando aquellos momentos que parecieron esbozos de felicidad.
Maldiciendo la memoria que por poco tiempo a ellos me transporta.
Perdiendo toda confianza en el futuro, por ignorar cuántas tragedias me depara.
Esta misma noche podría morir, ¿quién me dedicará un pensamiento?
Confuso por el pobre legado que solo de tinta y amargura está compuesto.
Intruso en un tiempo que apenas soy consciente de estar viviendo.
Difuso el camino recorrido, mis huellas pesan tan poco que las ha arrastrado el viento.
Esta misma noche podría morir, ¿quién querría verme vivo?
Esperar el final con paciencia es lo único que creo haber comprendido.
Mirar hacia atrás es el castigo impuesto por todo aquello que se ha perdido.
Intentar no caer en la locura será la meta del último hombre sobre la tierra.
Esta misma noche podría morir, ¿quién leerá lo que haya escrito?
Porque la oscuridad se cierne y apenas puedo imaginar como será.
Porque la realidad me entiende, al ser esta la única que ahora permanece.
Porque la esperanza es finita, y acaba cuando el último sueño se desprende.

Esta misma noche podría estar muerto; pero quizás mañana me despierte para escribir un soneto.

jueves, 3 de junio de 2010

... ¿hoy?, seré teatro

 Nerviosos en  la penumbra, somos cirujanos que se mentalizan entre bastidores,
 total oscuridad que envuelve una sala abarrotada, cuchicheos entre los espectadores,
 los focos centran la atención sobre una plataforma que te hará entrar donde nos apetezca,
 ya sea un dormitorio, una terraza, o cualquier otro lugar; quizás de noche, o al despunte del alba.

Un mal gesto, una mueca, lo corriente y deprorable convertido en arte,
dame pie, apuntador subordinado al director, yo daré tono a esas líneas del guión,
improvisando ante la duda del secundario, agradecido cuando así sale del paso,
donde una sosa cortina es dueña de este tablado, por llamarse ella telón sobre el escenario.

Lágrimas fingidas que nadie se atreverá jamás a criticar o menospreciar,
risas desbordantes que llegarán más allá de la última fila de este patio de butacas,
saludo cortés al respetable tras unos aplausos que siempre llenan y a los que jamás me voy a acostumbrar,
aunque siempre lleguen cuando ya has vuelto a ser tú, triste rol mediocre y más que habitual.

La antigüedad descubrió la empatía que escondía una buena narración,
fingiendo el sentimiento que acaba provocando, en quien lo contempla, una ovación,
sería inútil negar el valor que tiene ser partícipe de esto, y olvidarlo, nada fácil,
la magia de un escenario está en la reacción que los filósofos llamaron "catársis".

"Mucha mierda", "Fuera ese pañuelo amarillo" y "Rómpete una pierna",
 deja fuera tu vergüenza, tu personalidad, y adquiere una nueva, ¡la que quieras!,
y disculpa que me vaya, pero tengo ropa y maquillaje esperando en el vestuario,
mañana seré el mismo del que ya estoy harto; ¿hoy?,seré teatro.

jueves, 6 de mayo de 2010

... solo un contexto

Un café que se convierte en la excusa para fijar un encuentro,
aquél refresco tan solo fue el antecedente de un largo paseo,
juntar un par de mesas para romper el hielo entre completos desconocidos,
y tú aun conservas la chapa de aquella botella que él compartió contigo.

Pedir fuego para un amigo al chico que acaba de sentarse en la barra,
escuchar con disimulo la conversación de dos chicas tomando algo en la terraza,
mirando al padre que hace guiños a un bebé sentado en su carrito,
o esa niña que exige a su madre poder verter el azúcar del sobrecito.

Una pareja que se besa tras días sin haber podido ni tan siquiera hablar,
y adivino el sabor de la marca de carmín en la taza que ella acaba de apurar,
entra un vagabundo y educadamente pide a alguien que lo escuche,
pero hay un desgraciado que lo insulta, aunque a él ya no hay nada que lo asuste.

El cerco de un vaso que al pasar el trapo borra toda huella de que alguien estuvo allí,
y un terrón aplastado en el suelo, y me hace gracia, porque lo mismo parece haberme pasado a mi,
o un señor amable que deja una propina impropia de tipos que suelen llevar puestos esos harapos,
¿solo queda ya bondad en los rincones donde cohabitan las máquinas de tabaco y los borrachos?

Mientras tanto se me ocurren estas líneas, entrecruzadas con la cuenta de una mesa,
pensando en cúantas vidas no tienen paso obligado por estos taburetes de madera,
pero mi función es secundaria, y es por eso que os cuento todo esto,
pues yo soy tan solo el invisible camarero; soy solo un contexto.

lunes, 3 de mayo de 2010

... cuando el insomnio ataca

La oscuridad distrae a mi vista creando imágenes etéreas en las sombras,
ni el firme colchón, o la mullida almohada, consiguen que mi sueño tome forma,
mi cuerpo siente el peso de las sábanas, pero son ligeras, suaves, frescas,
será que tengo demasiados miedos, que hielan la razón y dejan mis venas secas.

Bajo los pies al suelo, me incorporo, froto con los puños mis cansados ojos,
pulso el interruptor, la luz me deslumbra, y me pregunto dónde se han metido todos,
todos esos monstruos con forma de duda, de indecisión, y de mujer,
ellos son los únicos que acompañan a la madrugada, aunque nunca se dejen ver.

Me acerco al espejo y mojo con agua helada mi rostro, las ojeras siguen ahí,
bajo la cabeza y pienso; bueno, la verdad es que pensar ya sería esperar mucho de mi,
miro a mi alrededor y no encuentro con qué distraerme hasta que se me despeje el tarro,
así que busco fuego, me asqueo, abro la nociva cajetilla y enciendo mi último cigarro.

El humo me sugiere infinidad de formas, abstractas, nada queda nunca definido,
pero también es una cortina ondulante, lo que pudiera estar detrás ya ha quedado en el olvido,
aplasto la colilla como lo haría con una pesadilla; fumar ya no me hace compañía,
miro la cama, pero no me atrae; si por ella fuera seguro que también me abandonaría.

Y es que cuando la luna es la única que ilumina la tinta que resbala por el hielo,
serás consciente de que te ha llegado otra larga noche de desvelo,
los párpados serán cristales por los que escaparán todos esos sueños que ahora faltan,
y es que es tan inútil rendirse, como resistirse, cuando el insomnio ataca.

... más allá de Abraham III

Que el fin se acerca es la pura verdad,
no hay que ser evangelista para escribir la realidad,
son la estrella de David y la voz de Muhammad,
¿pero la cruz y las espinas acaso encarnan la bondad?

Algunos ven en Roma un nuevo salvador,
yo solo veo a un tipo viejo negando el abuso a un menor,
de esperanzas y deseos sí que es emisor,
para otros no es más que la viva imagen del traidor.

De buena voluntad está el mundo lleno,
pero en los ojos de la gente solo hay veneno,
la guerra en Gaza continúa, y no va a ir a menos,
solo con cabeza le podremos poner freno.

Ideas habrá muchas, pero solo hay un remedio,
encontrad cuál es el bueno y la paz será el merecido premio,
la verdad, no confío en acabar con este tedio,
porque incluso todos juntos no tenemos medios.

Allí solo acuden los que buscan hacer daño,
allí nadie está a salvo, los sacrifican cual rebaño,
no existe el diálogo, la fuerza dicta el mando,
rezando de rodillas en lugar de estar pensando.

Títeres es lo que el fanatismo está creando,
y a pobres e inocentes ahora mismo están asesinando,
brazos cercenados y rostros carbonizados,
piernas amputadas los más afortunados.

Los niños al colegio con granadas en las manos,
maten los que maten algo se habrá ganado,
la vida es cruel, lo sé, y es duro aceptarlo,
pero vivimos en la innopia, y eso hay que cambiarlo.

El rojo aun tiñe las ciudades y sus calles,
un bala que silba, acabando con el hijo o con el padre,
las bombas no son nada al lado del llanto de una madre,
en Oriente Próximo solo de madera se hacen trajes.

... más allá de Abraham II

Unos atraviesan esta vez un minado desierto,
otros lanzan su grito de guerra impuesto,
paredón de fusilamiento el último muro de su templo,
y los demás nutren con metal ese mes sin alimento.

Todo esto lo ha provocado el desliz de la religión,
¿acaso el paraíso sea en realidad nuestra perdición?,
fuerzas contrarias son el alma y el cañón,
estamos tan lejos de la paz como ellos de la salvación.

Con profetas que ya subieron sus montañas,
calor de siete brazos y sus llamas extrañas,
nuevos fuegos que iluminan rojas mañanas,
cuerpos sin vida y asfaltos de entrañas.

Pero no de antaño se les remite su destino,
no siempre tuvieron que ser vecinos,
fue la decisión de unos hombres su desatino,
un remedio que acabará siendo peor que la enfermedad del nazismo.

Creyeron entregar la tierra a sus herederos,
dejando a otros en fétidos estercoleros,
guiando a su nación como en galera a los remeros,
lo que debían ser fronteras ahora son frentes abiertos.

Reivindican su derecho a llamarse país,
terroristas amenazan esperando un desliz,
¿juzgarlos por sus actos?, es solo un matiz,
¡intento convenceros!, ¿porqué no os rendís?

Las noticias cada día de la barbarie hacen eco,
con nuestra indiferencia solo les creamos un cerco,
lejos del dolor y del miedo nos hacemos los ciegos,
somos todos la causa de que persista ese terrenal averno.

Dos torres cayeron en tierra de gigantes,
solo fue injusto para los que van en tirantes,
los dioses existen y enseñan los dientes,
barras y estrellas, bandera de mentes inertes.

... más allá de Abraham I

Sus lágrimas están ahí, y no son de emoción,
lúgubre el pasado que arrastra su devoción,
hoy las balas transportan su única oración,
y hay odio en lugar de fe en su corazón.

Luchas por envidia son sus procesiones,
ataúdes negros prueba de sus revelaciones,
son marionetas sin nombre, no naciones,
y los muertos en las calles algo más que errores.

La historia nos anticipaba parte del futuro,
lápidas de miles formaron aquel muro,
mentiras de millones han condenado al mundo,
y esta es la cruda realidad, las fotos solo un truco.

Caen sus esperanzas con los niños por bandera,
¿quieres parar esto?, ¡dí de qué puta manera!,
en lo alto dioses observando en las almenas,
y una noche oscura, negro luto es la luna nueva.

Esa tierra, disputada por dos credos,
que se escapa libre entre sus dedos,
no son déspotas sus gobernantes, solo lerdos,
y no creo que sean más puros por no comer ni un cerdo.

Pálido reflejo de lo que ellos pretendían ser,
sendas culturas que todavía tienen mucho que esconder,
pueblos que no se esfuerzan en detener lo que tanto odian ver,
y su único pretexto son dos libros que ni siquiera saben leer.

Aunque es evidente que no solo suya es la culpa,
frívolos intereses son los que aquella tierra ocupan,
grandes tiranos persiguen algo más valioso que su pan,
y provocan necias guerras que algún día los destruirá.

Manipulan y controlan ese infierno como quieren,
dinero y promesas, todo para que el hacha no entierren,
incitando batallas en las que ellos nada pierden,
desmoronando la razón, ¿acaso no lo comprenden?.

viernes, 30 de abril de 2010

... un paso cualquiera

Sería complicado acertar a decir si ayer tomé un rumbo equivocado,
o si malinterpreté las señales que marcaban el camino más adecuado,
pero en realidad eso ya poco tendrá que seguir preocupándome a partir de hoy,
y es que sería un necio al negar lo mucho que mis errores influyeron, hasta hacerme como soy.

No importa lo mucho que desentone mi ánimo con el que se respira en el ambiente,
ni las incógnitas que en cada situación se nieguen encarecidamente a resolverse,
pues siempre quedarán peores golpes que encajar, por muchos recibidos que crea tener ya,
aunque todavía soy muy joven e inocente; nadie es adulto solo por lo que crea de su edad.

Hubo personas que sin comprometerse han seguido esperándome en el hogar,
otras eligieron relegar del hueco que les ofrecí antes incluso de atreverse a entrar,
y unas pocas tendrán que irse sin elección, llegado el día en que todos desaparecerán,
pero habré de ser yo el que también escape, espero almenos que algunos lo entenderán.

Así quedará la crónica de otra vida, la que será algo más que mi propia senda,
hecha de palabras, libre de postales o detalles, para que nadie las lea tan siquiera,
solo pido que perdoneis mi falta de interés por lo que pueda ser de ella,
y es que para mí no dejaré más huella que la de un paso cualquiera.

lunes, 29 de marzo de 2010

... no duermas conmigo

¿Acaso le dí yo a mi almohada el privilegio de poder escucharme?,
no me acojen las mantas impregnadas con el olor del que quiero olvidarme,
 y el colchón repele ahora todos aquellos sueños que ella un día me evocó,
mentiría si dijese que ese hueco no es el mismo que quedó en mi corazón.

La oscuridad viene acompañada de una soledad que yo no conocía,
y es por ello que la evito, pasando la noche en vela, para así dormir durante el día,
concilio el sueño releyendo lo poco que le escribí, escribiendo lo que no le podré decir,
y llegará el momento en que la tinta traspase el papel y me abandone también a mi.

Sé que parece patético que mi sueño se perturbe por los avatares de un corto amor,
pero mi vida no conoce todavía mayores penurias, nada que me provoque más temor,
aquellos días conocí lo que identifico con la máxima despreocupación,
¿quién iba a decirme que se acabarían con la cadena de la decepción?

La amo, no ahora más, sino que lo hago desde el impotente recuerdo,
y maldigo el momento en que dudé de la intensidad de nuestro esfuerzo,
solo se me descubrió la verdadera cara de lo que todo humano anhela,
su realidad, sus sueños; solo un camino equivocado fui, o eso debió de pensar ella.

"Así que cuando te montes en mis imposibles y aberrantes pesadillas,
las únicas que todavía me pertenecen, por ser yo un pozo de oscuras maravillas,
te hablaré en susurros, gritando en voz baja que no merezco ser tu amigo,
que es algo absurdo, excusa mediocre para aceptar que ya no duermas conmigo"

sábado, 20 de marzo de 2010

Sábado al medio día

      ¡Qué prescindible es dormir! No me gusta que mi cuerpo lo necesite, prefiero perder el tiempo de otras formas. ¿Y los sueños? Ya no hay nada que los alimente, así que se han marchado, buscando a alguien con las ilusiones que les permitan visitarle cada noche.
      Ahora estoy descubriendo los placeres más oscuros, introduciéndome en los vicios a los que nadie desearía someterse. No me ayudan, solo a ser más consciente del daño que me hacen. El daño que me hago. Meses pasarán antes de que mi cuerpo ponga fin al partido, pero al menos tengo la certeza de que ese final está por llegar. Despierto sabiendo que debería seguir durmiendo, pero ya no cierro los ojos, mis párpados se niegan a dejarme salir de la realidad de vez en cuando. ¡Qué prescindible es querer dormir cuando ni siquiera desearías ser despertado!
      Pero no he perdido la esperanza, o tal vez es que ahora poseo mucha más paciencia. No desespero ante la idea de tener que crearme nuevas ilusiones, lo cierto es que deseo poder empezar algo nuevo; tan solo espero no tener que arrepentirme si un día me marcho y ya no vuelvo.
      Esta vez tendré que ser más directo, si es que entonces no lo fui; y más frío, si es que aquellos días me volví muy blando. Esta vez tendrán al ser humano, a la persona necesitarán descubrirla, así espero que se acostumbren a la rutina y la mediocridad; mejor sería que no esperasen nada de mí, así quizás algún día yo pueda darles una sorpresa.
      - ¿Sabes una cosa? La verdad es que me gustas.
      - Pues espero que te encante el estiércol, porque lo primero que vas a compartir conmigo será la bolsa que arrastro con mi mierda; la mochila en la que cargo todos mis defectos.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Miércoles por la noche

          Son las once y media de la noche del Miércoles, y acabo de despertarme. He adoptado la costumbre de dormir durante el día, no para estudiar toda la noche, sino porque la luz del Sol ayuda a espantar las pesadillas.
         Ya han pasado casi tres meses, la verdad se ha hecho algo más llevadera, es cierto, pero los terrores nocturnos no han dejado sitio todavía a ningun sueño nuevo. Tres chicas han pasado por mi cama desde entonces, tres maravillosas personas sin duda; pero para mi siguen siendo solo gente. ¿Por qué soy tan injusto con aquellos que se prestan a sacarme de esta soledad? Además eso; llevo toda mi vida solo, buscando ese aislamiento y sacándole provecho, pero es ahora cuando la soledad se me presenta hostil. ¿No será que ha ocurrido algo grave? ¿Tanto de mi se ha quedado ella? ¡Pues que me lo devuelva!
          Estudiar se me hace imposible, y sin embargo mi expediente académico está limpio de suspensos. ¿Suerte? Intento concentrarme en todo lo que hago, pero no le veo sentido; quizás es que no deseo seguir más tiempo con esta farsa.
           Hoy me han vuelto a repetir su nombre, cada vez que lo escucho me atraviesa de lado a lado para luego perderse más allá de donde puede llegar mi sensibilidad. Se ha convertido en un dolor instantáneo, intenso, que aparece cuando menos te lo esperas; pero nada más.
           Y yo estoy aquí, desencantado de todo cuanto me rodea, harto de fingir que ya no me importa nada de lo que pasó. Echo de menos algo, algo que en realidad no me ha abandonado: la inconsciencia.

... antes de escupirte mis palabras

Antes de quedar en ridículo el primer día en la facultad,
y agotar mi paciencia con el anticuado sistema,
antes de pisotear la mentira, que es la verdad de esta ciudad,
y esperar una cura de bondad seguirá siendo mi lema.
Antes de que hinques los codos en la mesa del salón,
esfuerzo inútil si no haces pleno uso de razón,
antes de aburrirte con las dudas que nunca tienen solución,
ejercicio vacio para el que todavía le quede corazón.
Antes de enseñarte, pues aprender solo será perder el tiempo,
¡tus preguntas yo me las paso por los huevos!,
antes de timarte al preguntar si acaso te parece que miento,
no escuches nunca los consejos de los feos.
Antes de malgastar tinta en folios que engordarán mi papelera,
minúsculos rios de locura son todas mis palabras,
antes de describir con metáforas a una chica que ya no me espera,
¡qué se marche, pues no habrá quien la retenga!
Antes de que te cortes las venas por ignorar cual es el daño,
antes de sellar la postal para la muerte el día de su cumpleaños,
antes de contar que al toro se le coje por el rabo, no por los cuernos,
antes incluso de terminar la última línea en esta hoja de cuaderno.
Quiero avisarte, prevenirte, de que yo jamás seré poeta,
explicar que no aspiro a sabio, ni citaré jamás en lenguas muertas,
igualarme, porque no nos parecemos, ¡esque somos similares!,
pidiendo que perdones mis malas intenciones y expresiones singulares.
Solo deseo que tengas en cuenta esto si esperas leer belleza en estas páginas,
¡antes de que me tomes por un memo, antes de escupirte mis palabras!

 
Creative Commons License
Aullidos de Tinta is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 España License.