-... y me duele porque sí, ¿sabes? Yo te quiero.
- Y yo a ti - ¡No! Tú a mí ya no.
Y es que han sido, y serán, ya noches sin dormir, sin conseguir olvidarme de ti,
que no tengo consuelo, que solo hay pena, porque ya no te tengo,
que seas feliz, que se cumplan tus sueños; ¡pero qué no!, que yo ahora ya no puedo,
¡qué no!, ¡qué no!, que ya no hay ganas de vivir, ni fuerzas para llorar más por ti.
¡Qué me muero!, me pudro,¡qué soy un muerto!; que sí, muerto ya por dentro,
que me levanto solo para hundirme, otra vez en un lamento, y otra vez en un mal sueño,
que el Sol me quema porque me recuerda tus ojos, ¡sí esos!, esos que siguen siendo mis dueños,
que estoy a solas con un fantasma: ese que era yo, dormido, acurrucado, sobre tus pechos.
Ahora lloro, y llora el cielo, y llora la Luna porque añora ella también ver las caricias que te daba,
¡qué estoy ciego!, que todo es oscuro si no te veo, que no me basta con mirarte solo dentro de mis putos recuerdos,
y me pregunta la Luna dónde estás, y no sé si decirle que te has ido para que no le duela ver mi corazón enfermo,
por eso canto todo el tiempo, para entretenerla y que así se despiste; eso sí, ahora solo canto yo, solo canciones tristes.
Para mí, para él, y para ella...
sobre todo para ella.