miércoles, 25 de agosto de 2010

... por haber inventado el primer beso

Tengo la certeza de que el hombre descubrió la pasión antes que el fuego,
antes de tan siquiera imaginar a Dios; puede que incluso el lenguaje apareciese luego,
creo firmemente que la inspiración nació al contemplar la belleza de sus semejantes,
sé que mis ancestros soñaron por primera vez con el rostro de una mujer, sueños delirantes.

Imagino a un individuo empezando a ser consciente de sí mismo, buscándose un sentido,
en los albores de la especie, tan intrigado con lo que le rodea, tan ingenuo, tan perdido,
pensando en ella, dándose cuenta por primera vez de hasta que punto siente que la desea,
y aunque todavía no existen las palabras ya se sabe lo que pueden decir las incautas miradas.

Esa misma noche su prematura mente le insinúa los rasgos de su cara entre las estrellas,
tiembla sin oler peligro, suda sin tener calor, sin estar cansado, pero sus piernas no le sujetan,
pasa la madrugada en vela, y saluda al Sol con ojos húmedos, las primeras lágrimas de impotencia,
pronto vuelve a verla, no aguanta más, se acerca; pero no la toca, no sea que algo tan bello desaparezca.

Ella no entiende sus intenciones; tan solo está ahí plantado, tan solo la observa boquiabierto,
pero hay algo en sus ojos, algo nuevo, algo que llamarán amor pasados cientos de milenios,
al fin él coge su mano, ¿por qué la mano?, y acerca sus dedos para acariciarle el cuello,
ella lo imita, intrigada al ver que es solo un hombre, pero un hombre de mirada y pupilas infinitas.

Tan próximos que nota su aliento, haciéndole cosquillas al pasar caliente entre su barba,
inconscientes de estar a punto de forjar el gesto que será universal para todas nuestras razas,
impacientes por comprobar si a través de sus bocas le harán un nudo al alma,
pioneros por hacer de aquello eterno; leyendas, por haber inventado el primer beso.

jueves, 12 de agosto de 2010

... la más dura abstinencia

Salgan o no versos cuando creo estar en mí, cuando parece que me concentro,
poco importa, nada importa, pues no es mi poesía la que ahora llevo dentro,
es un lento goteo, no una furiosa e incontrolable avalancha de sentimientos,
poco sirve esperar a la inspiración si no se trabaja para estar atento.

Hoy guía mi mano la melancolía, ayer fue un sueño, quizás mañana la alegría,
atascada la palabra en el barro del recuerdo, cuando ella era algo parecido a mía,
cuando yo creía que me conocía, o cuando la perdí y supe que ya jamás volvería,
en verdad no le faltó razón cuando, compasiva, dijo que yo no la entendía.

Pediría perdón si eso al menos liberase mi cabeza del arrepentimiento que la atormenta,
pero no es la culpa, no es la soledad, sencillamente lo siento por no tenerla cerca,
¿tan insultantes fueron mis fallos?, ¿tan egoísta mi firmeza de no merecer tenerla?,
¿y de qué me quejo?, ¿acaso no fui yo quien le dió la idea a ella?

Pero no pretendo convertir un desliz adolescente en la mayor de las tragedias,
solo espero que acabe por fin, que el olvido no me deje como una poesía a medias,
así ruego al azar que la aleje de mi destino, y la transforme en otra burda coincidencia,
para no desearla más a ella, para que no mirarla deje de ser la más dura abstinencia.

... este adictivo papel

Cerca, muy cerca del lugar donde todo queda aun muy lejos,
quizás ahogada, o tan solo abrumada por tanto aire fresco,
donde las nubes son diminutas, y esas largas noches son inmensas,
allí está, allí está ella y los recuerdos que de mí todavía tenga.

Ella fue la mancha de pintura fresca al intentar abrir mi puerta,
la pata coja en la silla donde suelo escribir sentado en mi cuarto,
mi bolígrafo preferido, quedándose seco a mitad del exámen final,
o simplemente esa chica a la que no hay tiempo suficiente para no esperar.

¿Y yo?, bueno, eso es harina de otro jodido costal,
similar al resto puedo suponer, nada nuevo que os pudiera sorprender,
agotado de simular indiferencia, harto de fingir que no me doy cuenta,
¿creerán que me gusta trasnochar para no soñar, o para darle más vueltas?

Se confunden con mi ánimo; no es que mi cara sea seria, tan solo abuso de la paciencia,
controlo los impulsos, mis arrebatos, incluso cuando escribo le pongo frenos a mi mano,
no seré el mismo, ¿pero acaso importa que no me ofrezca similar al que tropezó ayer?,
¿mi nombre?, tan solo otra patética palabra que mancharía este adictivo papel.

miércoles, 11 de agosto de 2010

... conmigo, aunque no me guste

Una calada, la primera antes de la siesta de mis neuronas,
aire, viciado, sin el oxígeno necesario para mi persona,
¿pero qué importa?, el vacío al menos es algo más limpio,
expiro, y veo en las volutas de humo lo único que todavía es mio.

La cama se me resiste, es una puta que exige un precio antes del descanso,
otra calada, y la asfixia me despeja, insistente, consigue abrirme paso,
cierro los ojos, ignorando si la luz sigue encendida, o acaso veo a tientas,
es curioso que solo en la oscuridad sea capaz de coger mis propias riendas.

Me sobresalto, una pesadilla ha puesto fin a mi reposo en suspensión,
¿dormí una hora?, ¿un segundo?, el tiempo en sueños es pura ilusión,
no recuerdo tan siquiera el revés que el subconsciente propinó a mi mente,
y el desvelo ha hecho presencia, pero solo es mi cuerpo el que se resiente.

Naces, como idea, como imagen, pero nunca serás una realidad,
se resisten a llegar las distracciones cuando tengo que esperar,
paciente, si no desespero cada madrugada que apenas estoy despierto,
aunque nunca duermo; será extremo el cansancio, pero no el agotamiento.

Te largaste para no soportar la mediocridad de los días con un hombre,
sin tener en cuenta que vendrías a mi lado otra noche, ¡y cada noche!,
ahora ya lo sabes, en realidad no es para nada necesario que te busque,
porque todavía pierdes a menudo el tiempo conmigo, aunque no me guste.
 
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